Un líder que nunca se rindió, siempre luchó
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La verdad es que a uno de los más importantes futbolistas que ha tenido Colombia en su historia, Radamel Falcao García, no le ha gustado hablar mucho sobre los logros y triunfos que Dios le ha permitido tener, sin embargo, es importante destacarlos porque pueden darle valor a la vida de otras personas, e incluso, se pueden utilizar como una oportunidad en el camino.
Falcao vivió entre 2014 y 2016 una etapa muy difícil. Un goleador y líder que venía acostumbrado a jugar con continuidad y a ser protagonista. Tenía el cupo con la Selección Colombia para el mundial y pese a que trabajó con todo el corazón, no le dieron los tiempos para su recuperación.
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Tras la cirugía de rodilla fue al Manchester United para empezar un proceso nuevo en el que no tuvo la oportunidad que esperaba. Entonces buscó otros desafíos y se fue al Chelsea, que era el campeón inglés vigente, pero el equipo tuvo un bajón y no pudo sostener el nivel. Los resultados fueron adversos y eso complicó su continuidad.
Mónaco siempre tuvo el pensamiento firme para que volviera, jugara y tuviera la oportunidad que no había tenido hasta ese momento para demostrar que estaba bien. Fue así como regresó y se encaminó de nuevo.
[dropcaps color=” background_color=” border_color=” type=’square’]S[/dropcaps] e aferró a todo aquello que le generara ilusión y fuerza. Se inspiró en sus hijos para luchar, para seguir trabajando con la bendiciones que siempre tuvo: contrato, compañía, cariño y estar en lugares privilegiados. Claro, se sentía mal porque le faltaba jugar.
Lorelei, su esposa, siempre tuvo una palabra clave y adecuada para motivarlo, para decirle justo lo que necesitaba. Su canción, que reflejaba la situación similar a la del “Tigre” habla precisamente de no perder la esperanza, de no rendirse, seguir adelante y luchar.
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