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Patadas de marineros borrachos del cielo (I)
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Santa Marta se alista a ser la sede de los XVIII Juegos Bolivarianos, en noviembre próximo, ocasión propicia para recordar sus raíces. Una de ellas, la más notable de comienzos del siglo XX se relaciona con el fútbol, deporte que para viejos historiadores ya desaparecidos, pudo haber tenido su cuna en las playas de su bahía.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern” css=”.vc_custom_1503591149365{margin-top: 3% !important;margin-right: 8% !important;margin-left: 5% !important;}”][vc_column width=”1/4″][/vc_column][vc_column width=”1/2″ css=”.vc_custom_1486695169303{padding-top: 5% !important;}”][vc_column_text css=”.vc_custom_1503591373878{margin-bottom: 5% !important;}”]
Por Alberto Galvis Ramírez
Director Revista Olímpica – COC
Fotos cortesía Revista Olímpica – fundacionmagdalena.blogspot.com
Barranquilla reclama ser la cuna del fútbol en Colombia, a comienzos del siglo XX, traído por Arturo de Castro, un estudiante que vivió una temporada en Londres, conoció esta actividad y trajo implementos y reglamentos para darlo a conocer a sus amigos en La Arenosa. Era la época en la que todo entraba a Colombia por el primer puerto sobre el Caribe, a bordo de barcos de mediano y gran calado, provenientes de todo el mundo. Esa es la teoría que más fuerza ha tenido a través de los años, acuñada por casi todos los historiadores de este deporte, que le ha dado a la capital del Atlántico el calificativo de pionera del fútbol nacional.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/4″][vc_single_image image=”19596″ img_size=”full” alignment=”right” onclick=”custom_link” img_link_target=”_blank” qode_css_animation=”element_from_right” link=”http://www.coc.org.co” css=”.vc_custom_1503591331113{margin-top: 3% !important;}”][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern” css=”.vc_custom_1480456939316{margin-top: 5% !important;margin-bottom: 5% !important;}”][vc_column width=”1/4″][/vc_column][vc_column width=”1/2″][qode_cards_slider][qode_cards_slider_item active_middle_slide=”true” center_slider=”true” border_radius=”yes” box_shadow=”yes” hover_animation=”yes” show_bullets=”no” images=”20224,20223,20225″ background_color=”rgba(175,156,84,0.45)”][/qode_cards_slider][/vc_column][vc_column width=”1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern” css=”.vc_custom_1482514905607{margin-right: 8% !important;}”][vc_column width=”1/4″][vc_column_text]Uno de ellos, Humberto Salcedo Fernández, Salcefer, fundador de la Dimayor en 1948, escribió en su Historia del Fútbol Colombiano, publicada en 1950: “Barranquilla puso los cimientos y dio los primeros gritos a las juventudes de Colombia […] gentes del pueblo, guiadas por personas de algún alcance intelectual, crearon los primeros sentimientos de rivalidad, entre los habitantes de los barrios que tenía en ese entonces la ciudad arenosa”.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/2″][vc_single_image image=”20227″ img_size=”full” alignment=”center” qode_css_animation=”” css=”.vc_custom_1503592738805{margin-top: 10% !important;}”][/vc_column][vc_column width=”1/4″][vc_column_text]Salcefer menciona al que él considera que fue el primer equipo de fútbol constituido en Colombia, en 1908, por Arturo de Castro: el Barranquilla Fútbol Club, del cual formaron parta jugadores como Mariano Conde, Alberto Galofre, Rafael Dugand, Antonio Fortich, Enrique Molinares, Enrique de la Rosa, Hernando Bengoechea, Jacobo Correa, Luis Guillermo Pardey, Enrique Brokate, Rafael Insignares Márquez, Rodrigo Bengoechea, Luis Ricardo Fuenmayor, Manuel José de la Rosa, Manuel María Rodríguez, Ramiro de la Vega y Guillermo Brokate.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern” css=”.vc_custom_1503592962130{margin-top: 5% !important;margin-right: 8% !important;margin-bottom: 2% !important;margin-left: 5% !important;}”][vc_column width=”2/3″][vc_column_text]Sin embargo, otras ciudades, Santa Marta, Cúcuta y Pasto, entre otras, reclaman en Colombia haber sido el escenario de las primeras patadas dadas a un balón de fútbol, deporte en esos años ya reglamentado y de notable actividad, inclusive en países suramericanos, como Argentina y Uruguay, que ya celebraban un torneo regular, con buena cantidad de equipos.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_column_text]Sin discutir la teoría barranquillera oficialmente reconocida queremos hacer eco a Santa Marta, para tratar de ubicar el fútbol entre las raíces del deporte samario, y hacer un reconocimiento a pioneros que deben emerger en estos momentos, cuando se acercan los XVIII Juegos Bolivarianos en la capital de Magdalena.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image=”20229″ background_image_as_pattern=”without_pattern” padding_top=”10%” padding_bottom=”10%” css=”.vc_custom_1503593178391{padding-top: 5% !important;padding-right: 8% !important;padding-left: 6% !important;}”][vc_column width=”1/3″][vc_column_text css=”.vc_custom_1503593281417{margin-bottom: 5% !important;}”]El primer dirigente samario que se atrevió a discutirle a Barranquilla su condición de cuna fue Moisés Ponce, mecenas de los años mozos de este deporte y líder de las primeras figuraciones importantes de su región.
Ponce, siempre se opuso a las intenciones de los barranquilleros de ser los pioneros, porque consideró que este deporte llegó con anterioridad a Santa Marta. Sustenta su teoría alrededor de la actividad de la United Fruit Company, empresa inglesa que manejaba la explotación de banano en cercanías de la capital de Magdalena. Según él, los marineros ingleses les enseñaron a los trabajadores colombianos el fútbol, que fue impuesto como una actividad para el solaz de todos durante las agotadoras jornadas de siembra, cultivo, corte y empaque del banano.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_column_text css=”.vc_custom_1503593360628{margin-bottom: 5% !important;}”]Para Ponce, según relato hecho al periodista samario Joaquín Sierra Silva: “Sería el año de 1909, cuando comenzó el fútbol samario, que posteriormente se reflejó en el resto del país. Colombia, para fabricar divisas, no dependía exclusivamente del café; era el banano (guineo), como lo sigue siendo, un importante filón, y la zona bananera del Magdalena, que se extiende desde Santa Marta hasta Fundación, su emporio; esta actividad, forzosamente, provocaba el atraque al único muelle samario de la época de naves europeas, especialmente de Inglaterra, con su flota bananera, y la visita de marineros borrachos de cielo y aguamarina, después de una travesía de quince días buscando entre vicisitudes tierra samaria.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1486695095108{margin-right: 8% !important;}”][vc_column_text css=”.vc_custom_1503593526672{margin-bottom: 5% !important;}”]Era la gran época de la bonanza del guineo, y se estableció la United Fruit Company, empresa encargada de comercializar la fruta en los Estados Unidos en barcos de 1.500 y 2.000 toneladas, con capacidad hasta de 90.000 racimos. Los barcos que trajeron el fútbol a Santa Marta, integrantes de la flota bananera inglesa, fueron: El Tortuguero (pionero de la actividad), Zent, El Reventazón y El Coronado. Su itinerario era el siguiente: llegaban a la bahía los jueves, atracaban el viernes y cargaban desde las seis de la tarde hasta el amanecer del sábado.
En 1909, entonces, el primer balón tocó tierra colombiana. Fueron los marineros de El Tortuguero, quienes improvisaron en El Playón (en terrenos que hoy ocupa el muelle samario), una portería en la que colocaron a un marino, y otros se disputaban a ras de piso el derecho de introducir el balón.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern” css=”.vc_custom_1503593819490{margin-top: 7% !important;}”][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”20232″ img_size=”full” alignment=”center” qode_css_animation=””][/vc_column][vc_column width=”2/3″][vc_column_text]“¡Quién lo creyera…! El hecho provocó una curiosidad inusitada en gran parte de los 25.000 samarios de la época, que se citaban todos los viernes para ver a los marineros en un relajamiento muscular que los recuperaba del largo y tedioso viaje”1.
En octubre de 1909, según la misma fuente, se jugó no un partido de fútbol, sino una lucha desigual entre un equipo conformado por la United Fruit Company con jugadores ingleses y otro de samarios que, como era lógico, fue goleado. Este sería entonces, para Moisés Ponce, el primer encuentro de fútbol que se disputó en tierra colombiana en el mismo sector de El Playón, sede de los entrenamientos que se cumplían todos los viernes.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern” css=”.vc_custom_1503593819490{margin-top: 7% !important;}”][vc_column width=”2/3″][vc_column_text]Champagne al penalti
Joaquín Zorro Celedón, también samario, quien murió jugando fútbol, aporta su cuota en favor de Santa Marta: “Grandes y hermosas naves, casi todas de color blanco, por lo que recibieron el nombre de La Flota Blanca, recalaban en nuestros rústicos muelles para transportar sus inmensas cargas de guineo, y con menos regularidad, fragatas inglesas con materiales y equipos para la Santa Marta Railway Company aprovechaban también para llevar su carga de banano a la lejana Inglaterra.
“En esas fragatas inglesas llegó a nuestro país el deporte del fútbol. Miembros de la oficialidad bajaban al puerto provistos de balones y convenientemente equipados, montaban sus espectáculos futbolísticos ante la curiosidad de los samarios que al final del improvisado encuentro, que tenía como escenario los playones adyacentes a la Aduana, recibían los balones como souvenirs de los amistosos místeres. Primero tímidamente y luego con más destreza y dominio, fueron los muchachos samarios interpretando los secretos de este interesante juego y muy pronto se atrevieron a concretar entre ellos mismos algunos enfrentamientos, en los cuales las violaciones al reglamento debían ser mayúsculas. De modo que no es arriesgado afirmar que en el primer decenio del siglo XX, probablemente hacia 1908, se jugaron en Colombia y más concretamente en Santa Marta, indiscutida cuna del fútbol en nuestro país, los primeros encuentros de balompié” 2.
Era tal la “fiebre” en esa época en Santa Marta, que todos los ciudadanos se contagiaron e hicieron depender del fútbol parte de su actividad cotidiana. En 1917 se jugó el primer clásico entre los dos más importantes equipos samarios de fútbol, el Deportivo Santa Marta y el Santander FBC, en la capital de Magdalena. El equipo anfitrión ofreció un banquete que tuvo el siguiente menú:
Sopas a la Sampi – Vino a lo Teams – Salsa Mayonesa al Kick Off – Pavo relleno shootando al Goal – Roast‑beef al Off Side –Legumbres al Referee – Pudding y Helados al Corner Kick – Champagne al Penalty – Café Out.
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″][vc_single_image image=”20231″ img_size=”full” qode_css_animation=”” css=”.vc_custom_1503594269889{margin-top: 5% !important;}”][vc_column_text]
[/vc_column_text][vc_facebook type=”box_count” css=”.vc_custom_1503594395157{margin-top: 25% !important;}”][vc_tweetmeme][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=”” row_type=”row” use_row_as_full_screen_section=”no” type=”full_width” angled_section=”no” text_align=”left” background_image_as_pattern=”without_pattern”][vc_column][vc_raw_html]JTNDYSUyMGNsYXNzJTNEJTIyZmxvdGFudGVidG4lMjIlMjBocmVmJTNEJTIyaHR0cCUzQSUyRiUyRnNwb3J0bmF1dGEuY29tJTJGJTNGcGFnZV9pZCUzRDE2Mzk4JTIyJTNFJTNDaW1nJTIwY2xhc3MlM0QlMjJhbGlnbnJpZ2h0JTIyJTIwc3JjJTNEJTIyaHR0cCUzQSUyRiUyRnNwb3J0bmF1dGEuY29tJTJGd3AtY29udGVudCUyRnVwbG9hZHMlMkYyMDE2JTJGMTIlMkZib3Rvbi12b2x2ZXItcXVlc2FiZXIucG5nJTIyJTIwYWx0JTNEJTIyYnRudm9sdmVyJTIyJTIwd2lkdGglM0QlMjI4MHB4JTIyJTIwYm9yZGVyJTNEJTIyMCUyMiUyMCUyRiUzRSUzQyUyRmElM0UlMEE=[/vc_raw_html][/vc_column][/vc_row]